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BUSCANDO EL ESPIRITU DE LA NAVIDAD

No podría decirlo con exactitud, pero calculo que mis primeros recuerdos navideños se remontan a cuando tenía tres o cuatro años. Entre ellos no están ni los regalos recibidos ni mis peticiones navideñas, pero sí el montaje del árbol, las luces de colores o el caldero lleno de agua que dejábamos para que bebiesen los camellos (también las galletas para los Reyes). Creo que entonces fue cuando empecé a descubrir eso del  espíritu de la Navidad.

Mis primeros recuerdos de regalos me evocan ya la época de la E.G.B., curiosamente protagonizados por los que yo nunca pedía: cosas como el Diccionario Xerais da Lingua, un pijama o los calcetines para el cole. ¿Por qué el antipático de Papá Noel o los traicioneros de SS.MM. los Reyes Magos osaban dejar en mi casa esos objetos sin tan siquiera haberlos yo pensado? ¿Qué extraña relación tenían mis padres con semejantes personalidades para conseguir que cambiaran mis peticiones por… ¡¿AQUELLO?! ¡¡¿¿Qué niña aburrida y sin gracia podría incluir este tipo de cosas en su lista navideña de deseos??!!

Un par de años o tres después supe lo de que los reyes son los padres… y entonces fue cuando el espíritu de la Navidad se alejó de mí por primera vez. A partir de entonces, una sucesión de idas y venidas: la casa llena de un montón de familiares, cual boda gitana: ¡arriba el espíritu! La ausencia de la abuela: abajo el espíritu. Primeras salidas nocturnas y celebraciones con los amigos: ¡arriba de nuevo! Y así, a bordo de esa montaña rusa de emociones encontradas transcurrieron el resto de las navidades hasta que llegó la gran ausencia hasta hoy, la de mi padre. Desde entonces, ya nada fue igual porque mi otro motor, mi madre, tampoco volvió a serlo; desde que él se fue ella también está ausente de alguna manera. Una especie de vacío que invade cada Nochebuena, esa que siempre esperas con alegría aunque sabes que te dejará un poso de tristeza. Cuando repaso todo esto llego a la conclusión de que la Navidad es para los niños, a quienes todavía fascinan las luces y creen que Papá Noel entrará por esa chimenea que casi nadie tiene en su casa.

Por supuesto, pienso que siguen siendo fechas para compartir con las personas realmente importantes en tu vida, y que lo bonito de verdad es regalar y recibir amor. ¡También podéis hacerlo adoptando alguna criaturita como el perro cuya foto ilustra este post y que por ahora vive aquí: https://www.facebook.com/protectoradeanimaisALOIA/

¡Estoy convencida de que uno de estos animalitos, con el amor que os va a dar, os hará volver a creer en el espíritu de la Navidad!

Sea como sea, y acompañados de quienes más queráis y os quieran, buscad dentro de vosotros ese espíritu, que seguro que todavía existe, y disfrutad mucho de estas fiestas, brindad, reíd, quereos… ¡¡y extendedlo al resto del año!!

Feliz 2018. ¡¡¡Salud y fotografía!!!!

portada detalles detalles Mola 49

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